En 1997 FENOSA convocó un concurso para permutar su edificio de oficinas en A Coruña por las viviendas y locales comerciales que se obtuviesen mediante la realización de obras de rehabilitación. Entre los concursantes se encontraba D. Valentín Souto García. No resultó adjudicatario del concurso. Desde entonces y hasta hoy pretende el derribo de un edificio en el que actualmente viven 100 familias. Entre sus motivos: - "se nos había perjudicado haciéndonos realizar un esfuerzo y un trabajo que habían resultado en vano". - "absolutamente inadmisible la transformación arquitectónica que convirtió uno de los pocos edificios racionalistas meritorios de la ciudad de A Coruña,en un desafortunado remedo de la arquitectura ecléctica del siglo XIX, dando un lamentable ejemplo de involución arquitectónica, que además resulta para mí un auténtico agravio, en tanto fue llevado a cabo en detrimento de mi propuesta (...)".(La Opinión A Coruña, 4 de junio de 2010) El así agraviado ha pleiteado durante trece años de juicios y gastos, no bastando una sentencia favorable para satisfacer su dogmatismo arquitectónico y obtener su desagravio, sino que pretende que cien familias se queden sin casa en aras de la arquitectura racionalista. ¿Es esto Justicia o la historia de un despecho?
Vamos a ver. Por lo que yo sé, el proyecto definitivo de la rehabilitación no sale de ningún concurso. El edificio se vende a FADESA tal cual estaba en 1997 y el Concello le otorga una licencia para la rehabilitación y el cambio de uso (de oficinas a viviendas).
Como la cabida del edificio excedía lo previsto en el Plan Xeral de entonces, se aprovecha la redacción del Plan de 1998 (que ahora está "suspendido" a la espera del nuevo) para realizar las modificaciones correspondientes y dar cabida a la edificabilidad de vivienda de dicha rehabilitación.
El problema no es, entonces, que se haya tirado a la basura el trabajo de un puñado de arquitectos. El problema es que se permitió a FADESA la construcción y venta de un montón de inmuebles para los que el planeamiento no había previsto servicios suficientes y que no cumplen las normativas (de entonces... mucho menos las de ahora) en cuanto a habitabilidad, uso, seguridad y demás.
En 1997 FENOSA convocó un concurso para permutar su edificio de oficinas en A Coruña por las viviendas y locales comerciales que se obtuviesen mediante la realización de obras de rehabilitación. Entre los concursantes se encontraba D. Valentín Souto García. No resultó adjudicatario del concurso. Desde entonces y hasta hoy pretende el derribo de un edificio en el que actualmente viven 100 familias. Entre sus motivos: - "se nos había perjudicado haciéndonos realizar un esfuerzo y un trabajo que habían resultado en vano". - "absolutamente inadmisible la transformación arquitectónica que convirtió uno de los pocos edificios racionalistas meritorios de la ciudad de A Coruña,en un desafortunado remedo de la arquitectura ecléctica del siglo XIX, dando un lamentable ejemplo de involución arquitectónica, que además resulta para mí un auténtico agravio, en tanto fue llevado a cabo en detrimento de mi propuesta (...)".(La Opinión A Coruña, 4 de junio de 2010) El así agraviado ha pleiteado durante trece años de juicios y gastos, no bastando una sentencia favorable para satisfacer su dogmatismo arquitectónico y obtener su desagravio, sino que pretende que cien familias se queden sin casa en aras de la arquitectura racionalista. ¿Es esto Justicia o la historia de un despecho?
ResponderEliminarVamos a ver. Por lo que yo sé, el proyecto definitivo de la rehabilitación no sale de ningún concurso. El edificio se vende a FADESA tal cual estaba en 1997 y el Concello le otorga una licencia para la rehabilitación y el cambio de uso (de oficinas a viviendas).
ResponderEliminarComo la cabida del edificio excedía lo previsto en el Plan Xeral de entonces, se aprovecha la redacción del Plan de 1998 (que ahora está "suspendido" a la espera del nuevo) para realizar las modificaciones correspondientes y dar cabida a la edificabilidad de vivienda de dicha rehabilitación.
El problema no es, entonces, que se haya tirado a la basura el trabajo de un puñado de arquitectos. El problema es que se permitió a FADESA la construcción y venta de un montón de inmuebles para los que el planeamiento no había previsto servicios suficientes y que no cumplen las normativas (de entonces... mucho menos las de ahora) en cuanto a habitabilidad, uso, seguridad y demás.